3 “Voy a pescar”, dijo Simón Pedro. “Iremos contigo”, respondieron ellos. Entonces fueron y se montaron en una barca, pero en toda la noche no atraparon nada.
4 Cuando llegó el alba, Jesús estaba en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. 5 Jesús los llamó: “Amigos, ¿no han atrapado nada?”
6 “Lancen la red del lado derecho de la barca, y atraparán algunos”, les dijo. Entonces ellos lanzaron la red, y no podían subirla porque tenía muchos peces en ella. 7 El discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Cuando Pedro escuchó que era el Señor, se puso ropa, pues hasta ese momento estaba desnudo, y se lanzó al mar. 8 Los demás discípulos siguieron en la barca jalando la red llena de peces, pues no estaban muy lejos de la orilla, apenas a unas cien yardas. 9 Cuando llegaron a la orilla, vieron una fogata con algunos peces cocinándose y además había panes.
10 Jesús les dijo: “Traigan algunos de los peces de los que acaban de atrapar”. 11 Simón Pedro subió a la barca y jaló la red llena de peces hacia la orilla. Había 153 peces grandes, y sin embargo la red no se había roto.
12 “Vengan y desayunen”, les dijo Jesús. Ninguno de los discípulos fue capaz de preguntarle “¿Quién eres?” Ellos sabían que era el Señor. 13 Jesús tomó el pan y se los dio así como el pescado también. 14 Esta fue la tercera vez que Jesús se le apareció a los discípulos después de haberse levantado de entre los muertos.
15 Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”†“Estos”. Esto podía referirse a los objetos que estaban a su alrededor, es decir, propios del negocio de pescador, pero es más probable que se refiera a los otros discípulos. Lo que estaba en cuestión era el amor de Pedro por Jesús, no el amor por los discípulos.
16 “Cuida de mi corderos”, le dijo Jesús. “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” le preguntó por segunda vez.
17 “Cuida de mis ovejas”, le dijo Jesús. “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” le preguntó por tercera vez.
18 “Te digo la verdad”, dijo Jesús, “cuando estabas joven, te vestías solo e ibas donde querías. Pero cuando estás viejo, extiendes tus manos y otra persona te viste y vas donde no quieres ir”. 19 Jesús decía esto para explicar la forma en que Pedro glorificaría a Dios al morir. Luego le dijo a Pedro: “Sígueme”.
20 Cuando Pedro se dio la vuelta, vio que el discípulo a quien Jesús amaba los seguía, el que estaba junto a Jesús durante la cena y que le preguntó, “Señor, ¿quién va a traicionarte?”
21 Pedro le preguntó a Jesús: “¿Qué de él, Señor?”
22 Jesús le dijo: “Si yo quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿por qué te preocupa eso a ti? ¡Tú sígueme!”
23 Esta es la razón por la que se difundió el rumor entre los creyentes de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que él no moriría, solo dijo “si yo quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿por qué te preocupa a ti?”
24 Este es el discípulo que confirma lo que ocurrió y quien escribió todas estas cosas. Sabemos que lo que él dice es verdad. 25 Jesús hizo muchas otras cosas también, y si se escribieran, dudo que el mundo entero pueda contener todos los libros que se escribirían.
<- Juan 20- a Literalmente, “Mar de Tiberias”.
- b “Estos”. Esto podía referirse a los objetos que estaban a su alrededor, es decir, propios del negocio de pescador, pero es más probable que se refiera a los otros discípulos. Lo que estaba en cuestión era el amor de Pedro por Jesús, no el amor por los discípulos.