1 El primer día del tercer mes del undécimo año,[a] me llegó un mensaje del Señor, que decía: 2 “Hijo de hombre, dile al Faraón, rey de Egipto, y a todo su numeroso pueblo:
10 “Esto es lo que dice el Señor: Como llegó a ser tan alto, llegando hasta las nubes, se enorgulleció a causa de su altura. 11 Por eso lo entregué al jefe de una nación extranjera que lo castigará por su maldad. La he expulsado.
12 “Extranjeros de la más cruel de las naciones lo talaron y lo dejaron tirado. Sus ramas yacen caídas y rotas en los montes y valles de la campiña. Todos en la tierra salieron de su sombra y lo abandonaron. 13 Los pájaros vinieron a vivir en su tronco caído, y los animales salvajes se escondieron entre sus ramas caídas.
14 “Esto fue para que ningún otro árbol que creciera junto al agua creciera tan alto y sus copas alcanzaran las nubes. Esto fue para que ningún otro árbol, por más agua que tuviera, fuera tan alto como ellos, pues todos morirán y bajarán a la tierra, como los seres humanos que bajan a la tumba.
15 “Esto es lo que dice el Señor Dios: El día en que fue bajado al Seol,[b] Hice que las aguas profundas se lamentaran por él; detuve el flujo de sus ríos; retuve todas sus aguas. Cubrí de oscuridad al Líbano, y todos los árboles del bosque se marchitaron. 16 Hice temblar a las naciones cuando la oyeron caer, cuando la arrojé al Seol con los que mueren.
18 “¿Quién es tan grande y glorioso como tú entre los árboles del Edén? Pero tú también serás llevado a la tierra de abajo para estar con los árboles del Edén. Allí estarás con los paganos,[c] con los muertos por la espada. Esto es lo que le sucederá al Faraón y a todo su numeroso pueblo, declara el Señor Dios”.
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