2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. En su enseñanza les decía: 3 Oigan. El sembrador salió a sembrar. 4 Parte de la semilla cayó junto al camino. Llegaron las aves y la devoraron.
5 Otra parte cayó en el pedregal y brotó enseguida porque no había mucha tierra. 6 Pero cuando salió el sol se marchitó, y por no tener raíz se secó.
7 Otra parte cayó entre espinos. Los espinos crecieron y la aplastaron, y no dio fruto.
8 Pero otra parte cayó en tierra buena. Al crecer y desarrollarse, dio fruto que produjo una a 30, otra a 70 y otra a ciento por uno.
9 Y decía: El que tiene oídos para oír, escuche.
11 Y les dijo: A ustedes les fue dado entender el misterio del reino de Dios. Pero a los de afuera todo se les presenta en parábolas, 12 para que al ver, vean y no perciban, y al oír, oigan y no entiendan, no sea que den la vuelta y se les perdone.
14 El que siembra, planta la Palabra. 15 Los de junto al camino son aquellos en quienes es sembrada la Palabra, y cuando la oyen enseguida viene Satanás y quita la Palabra que se sembró en ellos.
16 Los sembrados en pedregales son aquellos que, cuando oyen la Palabra, de inmediato la reciben con gozo, 17 pero no tienen raíz en ellos mismos. Son temporales. Entonces, cuando viene una aflicción o persecución por causa de la Palabra, enseguida tropiezan.
18 Los sembrados entre espinos son los que oyen la Palabra, 19 pero los afanes de la era presente, el engaño de las riquezas y la codicia por las demás cosas, aplastan la Palabra y no la dejan dar fruto.
20 Los que fueron sembrados en la buena tierra son los que oyen la Palabra y la reciben, y dan fruto, uno a 30, otro a 60, y otro a ciento por uno.
24 También les dijo: Consideren lo que oyen. Con la medida que midan se les medirá y se les añadirá. 25 Porque al que tiene, se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
37 Pero se desató una gran tormenta de viento y las olas entraban en la barca, de tal modo que la barca se anegaba. 38 Jesús dormía en la popa sobre una almohada.
39 Cuando lo despertaron, reprendió al viento y dijo al mar: ¡Calla! ¡Enmudece! Y el viento cesó y hubo una gran calma.
40 Entonces les preguntó: ¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe?
41 Tuvieron gran temor y se decían unos a otros: ¿Quién es Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
<- Marcos 3Marcos 5 ->- a Lit. almud: medida para áridos.