2 Pilato le preguntó: ¿Eres Tú el Rey de los judíos?
3 Los principales sacerdotes lo acusaban mucho.
4 Pilato le preguntó otra vez: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús nada más respondió, de tal modo que Pilato se asombró.
11 Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para pedirle que más bien les soltara a Barrabás.
12 Pilato les volvió a preguntar: ¿Qué hago al Rey de los judíos?
13 Ellos gritaron otra vez: ¡Crucifícalo!
14 Pero Pilato les preguntaba: ¿Pues qué mal hizo?
15 Pilato, entonces, quiso satisfacer a la multitud y les soltó a Barrabás. Azotó a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.
25 Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron.
26 Entonces escribieron la acusación contra Él encima de la cruz: El Rey de los judíos.
27 Crucificaron con Él a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. [[ 28 ]]
29 Los que pasaban lo ofendían, meneaban sus cabezas y decían: ¡Bah! ¡El que derriba el Santuario y lo reedifica en tres días, 30 baja de la cruz, sálvate a Ti mismo!
31 Del mismo modo, los principales sacerdotes y los escribas se burlaban y se decían unos a otros: Salvó a otros. Él mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, el Rey de Israel! Baja ahora de la cruz para que veamos y creamos. También lo insultaban los que fueron crucificados con Él.
35 Al oírlo algunos de los presentes, decían: ¡Mira, llama a Elías!
36 Entonces alguien corrió y empapó una esponja con vinagre, la sujetó a una caña, le dio a beber y dijo: Dejen, veamos si Elías viene a bajarlo.
37 Pero Jesús, con una fuerte exclamación, expiró.
38 El velo del Santuario fue rasgado en dos, de arriba abajo.
39 El centurión destacado frente a Él, al ver cómo había expirado, exclamó: ¡Verdaderamente este Hombre era Hijo de Dios!
40 También estaban unas mujeres que miraban de lejos, entre quienes estaban María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, Salomé, 41 y muchas otras que subieron con Él a Jerusalén, las cuales lo seguían y le servían cuando estaba en Galilea.
44 Pilato se sorprendió de que ya había muerto. Llamó al centurión para preguntar si ya había muerto. 45 Cuando el centurión le informó, Pilato entregó el cuerpo a José.
46 Éste compró una sábana, lo bajó, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro excavado en una roca y rodó una piedra contra la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la madre de José observaban dónde era puesto.
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