4 Algunos que se indignaron decían: ¿Para qué ella hizo este desperdicio de perfume? 5 Porque podría venderse por más de 300 denarios para dar a los pobres. La censuraban.
6 Pero Jesús dijo: Déjenla. No la molesten, porque buena obra hizo en Mí. 7 A los pobres siempre los tienen con ustedes, y cuando quieran pueden hacerles bien, pero a Mí no me tienen siempre. 8 Hizo lo que tenía disponible. Ungió mi cuerpo con anticipación para la sepultura. 9 En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las Buenas Noticias se contará lo que hizo en memoria de ella.
13 Envió a dos de sus discípulos y les ordenó: Vayan a la ciudad, y un hombre que lleva un cántaro de agua los encontrará. Síganlo, 14 y donde entre, digan al señor de la casa que el Maestro dice: ¿Dónde está mi aposento para comer la pascua con mis discípulos? 15 Él les mostrará un gran aposento alto, amoblado y dispuesto. Preparen allí la pascua.
16 Los discípulos fueron a la ciudad. Encontraron como Él les dijo y prepararon la pascua.
17 Al llegar la noche, fue con los 12.
18 Cuando estaban reclinados y comían, Jesús dijo: En verdad les digo que uno de ustedes quien come conmigo, me entregará.
19 Se entristecieron y le preguntaban: ¿Seré yo?
20 Él les contestó: Es uno de los 12, quien moja el pan en el tazón conmigo. 21 En verdad, el Hijo del Hombre sigue adelante, como está escrito de Él. Pero, ¡ay de aquél hombre quien entrega al Hijo del Hombre! Le sería mejor no haber nacido.
23 Después de tomar una copa y dar gracias, les dio, y todos bebieron de ella. 24 Y dijo: Esto es mi sangre del Pacto que es derramada por muchos. 25 En verdad les digo: Que de ningún modo beba Yo más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.
26 Después de cantar un himno salieron hacia la Montaña de Los Olivos.
28 Pero después de ser resucitado, iré delante de ustedes a Galilea.
29 Entonces Pedro le dijo: Si todos son conturbados, ciertamente yo no.
30 Jesús le respondió: En verdad te digo que hoy, esta noche, antes que un gallo cante dos veces, me negarás tres veces.
31 Pero Pedro insistía: Aunque sea necesario morir contigo, de ningún modo te negaré. Y lo mismo decían todos.
33 Tomó con Él a Pedro, Jacobo y Juan. Entonces se entristeció y se angustió. 34 Les dijo: Mi alma está profundamente afligida hasta la muerte. Quédense aquí y velen.
35 Después de ir un poco adelante, se postraba en tierra y hablaba con el Padre. Pedía que si fuera posible, pasara de Él aquella hora. 36 Y decía: ¡Abba! que significa Padre. ¡Todas las cosas son posibles para Ti! ¡Aparta de Mí esta copa! Pero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieras.
37 Jesús volvió y los halló dormidos, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No tuviste fuerzas para velar una hora? 38 Velen y hablen con Dios para que no entren en tentación. El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
39 Fue otra vez y dijo las mismas palabras. 40 Al regresar otra vez, los halló dormidos, porque sus ojos estaban pesados, y no sabían qué responderle.
41 Volvió la tercera vez y les dijo: Duerman y descansen lo que resta. ¡Es suficiente! Llegó la hora. Ya el Hijo del Hombre es entregado en las manos de los pecadores. 42 ¡Levántense! Vamos. Miren, el que me entrega se acerca.
44 El que lo entregaba les dio una señal: Es Aquel a Quien yo bese. Arréstenlo y llévenlo bajo guardia. 45 De inmediato, se acercó Judas y le dijo: ¡Maestro! Y lo besó aparatosamente.
46 Entonces le pusieron las manos encima y lo arrestaron. 47 Pero uno de los presentes sacó la espada, atacó al esclavo del sumo sacerdote y le amputó la oreja.
48 Jesús les preguntó: ¿Como contra un bandido salieron con espadas y garrotes a detenerme? 49 Cada día estaba con ustedes y enseñaba en el Santuario, y no me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las Escrituras.
51 Un joven lo seguía cubierto con una sábana. Y lo arrestaron, 52 pero él soltó la sábana y huyó desnudo.
54 Pedro lo siguió de lejos, hasta el patio del sumo sacerdote, y se sentó con los guardias para calentarse junto al fuego.
55 Los principales sacerdotes y el Tribunal Supremo buscaban testigos contra Jesús para asesinarlo, pero no los hallaban. 56 Porque muchos daban falso testimonio contra Él, pero los testimonios no eran iguales. 57 Algunos que dieron falso testimonio contra Él dijeron: 58 Nosotros lo oímos cuando dijo: Yo destruiré este Templo hecho por manos humanas, y en tres días edificaré otro no hecho por manos. 59 Pero aun así su testimonio no coincidía.
60 El sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús: ¿Nada respondes a lo que testifican contra ti?
61 Pero Él guardó silencio y nada respondió.
62 Jesús respondió: Yo soy. Verán al Hijo del Hombre sentado a la mano derecha del Padre*Lit. Poder. y que viene en las nubes del cielo.
63 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus ropas y dijo: ¿Qué necesidad tenemos de testigos? 64 Ustedes oyeron la blasfemia. ¿Qué les parece?
68 Pero él negó: No sé ni entiendo lo que dices. Y salió a la puerta.
69 Al verlo otra vez, la esclava repitió a los presentes: ¡Éste es uno de ellos! 70 Pero él negó otra vez.
71 Y él juró con maldición: ¡No conozco a este Hombre de Quien ustedes hablan!
72 Enseguida el gallo cantó por segunda vez, y Pedro se acordó de lo que Jesús le dijo: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Reflexionó y lloraba.
<- Marcos 13Marcos 15 ->- a Lit. Poder.