3 Cuando salió cerca de las nueve de la mañana vio a otros parados en la plaza, desocupados, 4 y les dijo: Vayan también ustedes a la viña y les daré lo que sea justo. Ellos fueron.
5 Al salir otra vez cerca del mediodía, y también a las tres de la tarde, hizo lo mismo. 6 Y cuando salió hacia las cuatro de la tarde, halló a otros que estaban parados.
7 Le respondieron: Porque nadie nos contrató.
8 Al atardecer el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal. Comienza por los últimos y termina con los primeros.
9 Cuando acudieron los de cerca de las cuatro de la tarde, recibieron cada uno un denario. 10 Al llegar los primeros, supusieron que iban a recibir más, pero también ellos recibieron un denario cada uno. 11 Cuando lo recibieron refunfuñaban contra el dueño de casa: 12 Estos últimos trabajaron una sola hora, y los igualó a nosotros, quienes soportamos la carga y el calor abrasador del día.
13 Respondió a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio. ¿No conviniste conmigo en un denario? 14 Toma lo tuyo y vete. Pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con las cosas mías? ¿O tu ojo es malo porque yo soy bueno? 16 Por tanto los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.
21 Él le preguntó: ¿Qué deseas?
22 Jesús respondió: No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que Yo voy a beber?
23 Les dice: A la verdad, beberán de mi copa. Pero el sentarse a mi derecha e izquierda no me corresponde darlo, sino pertenece a aquellos para quienes fue preparado por mi Padre.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.
30 Dos ciegos estaban sentados junto al camino. Oyeron que Jesús pasaba y gritaron: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 La muchedumbre los reprendió para que callaran, pero ellos gritaban más: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32 Entonces Jesús se detuvo, los llamó y preguntó: ¿Qué quieren que les haga?
33 Le contestaron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, Quien fue movido a compasión, les tocó los ojos. Al instante vieron y lo siguieron.
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