3 Entonces Satanás entró en Judas Iscariote, quien era de los 12. 4 Él fue y habló con los principales sacerdotes y magistrados en cuanto a cómo lo entregaría. 5 Se regocijaron y acordaron darle plata. 6 Él aceptó y buscaba una ocasión para entregárselo sin alboroto.
8 Envió a Pedro y Juan y les dijo: Vayan, prepárennos la pascua para que la comamos.
9 Y ellos le preguntaron: ¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Él les contestó: Miren, vayan a la ciudad. Se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre 11 y digan al dueño de la casa: El Maestro te pregunta: ¿Dónde está el aposento donde comeré la pascua con mis discípulos? 12 Él les mostrará un gran aposento alto ya listo. Preparen allí.
13 Ellos fueron y hallaron como les dijo, y prepararon la pascua.
14 Cuando llegó la hora Él se reclinó con los apóstoles 15 y les dijo: ¡Ardientemente deseé comer esta pascua con ustedes antes de mi padecimiento! 16 Porque les digo: Que de ningún modo la coma otra vez hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Tomó una copa, dio gracias y dijo: Tomen esto y repártanlo entre ustedes, 18 porque de ahora en adelante, que de ningún modo beba del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
20 Después de comerlo, tomó también la copa y dijo: Esta copa es el Nuevo Pacto en mi sangre, la cual es derramada por ustedes.
21 Pero observen, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 Porque en verdad, el Hijo del Hombre se conduce según lo que fue determinado. Pero ¡ay de aquel hombre que lo entrega!
23 Ellos discutieron quién sería el que iba a cometer esto.
25 Entonces Él les dijo: Los reyes de las naciones ejercen señorío sobre ellas, y los que tienen autoridad son llamados benefactores.
26 Pero no es así entre ustedes, sino el más importante es como el de menos importancia, y el líder como el que sirve. 27 Porque, ¿quién es más importante, el reclinado o el que sirve? ¿No es el reclinado? Y Yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 Pero ustedes son quienes permanecieron conmigo en mis pruebas.
29 Como mi Padre me asignó un reino, Yo también lo asigno a ustedes, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos a juzgar a las 12 tribus de Israel.
32 Pero Yo hablé con Dios por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando vuelvas, fortalece a tus hermanos.
33 Pero él le dijo: Señor, estoy listo a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.
34 Él respondió: Pedro, un gallo no cantará hoy hasta que me niegues tres veces.
36 Pero ahora, el que tiene bolsa, llévela, y el que tiene morral, también. El que no tiene espada, venda su ropa y compre una. 37 Porque es necesario que se cumpla en Mí lo que está escrito:
38 Ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas.
40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: Hablen con Dios para que no entren en tentación.
41 Y Él se apartó de ellos como a distancia de un tiro de piedra, se arrodilló y hablaba con Dios: 42 Padre, si quieres, aparta esta copa de Mí, pero que no se cumpla mi voluntad, sino la tuya. [[ 43-44 ]]
45 Y cuando terminó de hablar con Dios, fue a los discípulos y los halló dormidos por causa de la tristeza. 46 Y les preguntó: ¿Por qué duermen? Levántense, hablen con Dios para que no entren en tentación.
48 Jesús le preguntó: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
49 Entonces al ver lo que sucedía, los que estaban alrededor de Él dijeron: Señor, dinos si atacamos con espada. 50 Uno de ellos atacó al esclavo del sumo sacerdote y le amputó la oreja derecha.
51 Entonces Jesús dijo: ¡Permitan aun esto! Y al agarrar la oreja, lo sanó.
52 Jesús dijo a los principales sacerdotes, oficiales del Templo y ancianos que llegaron contra Él: ¿Ustedes salieron con espadas y garrotes como contra un bandido? 53 Cada día Yo estaba con ustedes en el Templo, y no extendieron las manos contra Mí. Pero ésta es la hora de ustedes y la potestad de la oscuridad.
56 Entonces una esclava miró fijamente a Pedro quien estaba sentado frente a la lumbre, y dijo: ¡Éste también estaba con Él!
57 Pero él negó: ¡No lo conozco, mujer!
58 Un poco después, otro de ellos lo miró y dijo: Tú también eres de ellos.
59 Como una hora más tarde, otro afirmaba: En verdad éste también estaba con Él, pues también es galileo.
60 Pedro respondió: ¡Hombre, no sé lo que dices!
61 El Señor se volvió y miró a Pedro.
70 Y le preguntaron: ¿Entonces Tú eres el Hijo de Dios?
71 Entonces ellos preguntaron: ¿Qué necesidad tenemos aún de testimonio? Porque nosotros mismos lo oímos de su boca.
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