7 Te ruego que recuerdes: ¿Quién pereció jamás por ser inocente? ¿Dónde fueron destruidos los rectos? 8 Según veo, los que aran iniquidad y siembran aflicción, las cosechan. 9 Por el aliento de ʼElohim perecen, y por el soplo de su ira son consumidos. 10 El rugido del león, la voz fiera de la leona y los dientes de sus cachorros son quebrados. 11 El león viejo perece por falta de presa, y los cachorros de la leona se dispersan.
12 Entonces un mensaje me llegó a hurtadillas, y mi oído percibió un susurro de él 13 en inquietantes visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres. 14 Un terror se apoderó de mí, y todos mis huesos se estremecieron. 15 Al pasar un espíritu frente a mí se eriza el pelo de mi cuerpo. 16 Se detiene, pero no distingo su semblante. Una apariencia está delante de mis ojos, hay silencio… y oigo una voz reposada: 17 ¿Será el hombre más justo que ʼElohim? ¿El hombre, más puro que su Hacedor?
18 Ciertamente en sus esclavos no confía, y a sus ángeles atribuye insensatez. 19 ¡Cuánto más los que viven en casas de barro cimentadas en el polvo serán desmenuzados por la polilla! 20 Entre la mañana y la tarde son destruidos, y sin que alguno se dé cuenta, perecen para siempre. 21 ¿No les son arrancadas las cuerdas de sus tiendas? En ellas mueren, pero no adquirieron sabiduría.
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