4 Pilato salió otra vez y les dijo: Aquí se lo traigo. Sepan que no hallo delito en Él.
5 Cuando Jesús salió, llevaba la corona de espinas y el manto de púrpura.
6 Al verlo los principales sacerdotes y los guardias gritaron: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos Ley, y según la Ley tiene que morir, porque se declaró Hijo de Dios.
8 Cuando Pilato escuchó esta declaración, tuvo más temor. 9 Entró otra vez en la residencia y preguntó a Jesús: ¿De dónde eres Tú?
10 Entonces Pilato le preguntó: ¿No me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y para crucificarte?
11 Jesús respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre Mí si no te fuera dada de arriba. Por esto, el que me entregó a ti tiene mayor pecado.
12 Por tanto Pilato procuraba soltarlo. Pero los judíos gritaron: ¡Si sueltas a Éste, no eres amigo de César! ¡Todo el que se proclama rey contradice a César!
13 Después de oír estas palabras, Pilato llevó a Jesús afuera y se sentó en un tribunal, en un lugar llamado Enlosado, y en hebreo Gabbata. 14 Eran como las 12 del día de la Preparación de la Pascua.
15 Por tanto ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícalo!
17 Él mismo cargó la cruz y salió hacia el Lugar llamado Calavera, que en hebreo es Gólgota. 18 Allí lo crucificaron, y a otros dos con Él, uno a cada lado, y a Jesús en el medio.
19 Pilato también escribió y colocó sobre la cruz un letrero: Jesús nazareno, Rey de los judíos.
20 Muchos de los judíos leyeron este letrero escrito en hebreo, latín y griego, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad.
21 Los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: Rey de los judíos, sino aquel que dijo: Soy Rey de los judíos.
22 Pilato respondió: Lo que he escrito está escrito.
23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus ropas y las repartieron en cuatro partes, una parte para cada soldado, excepto la túnica porque era sin costura tejida por completo desde arriba.
24 Entonces se dijeron unos a otros: No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella a fin de saber de quién será, para que se cumpliera la Escritura:
25 Delante de la cruz de Jesús estaban en pie su madre, la hermana de su madre, María, la esposa de Cleofas y María Magdalena.
26 Entonces Jesús, al ver a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba en pie junto a ella, dijo a su madre: ¡Mujer, ahí está tu hijo!
27 Después dijo al discípulo: ¡Ahí está tu madre! Desde aquella hora el discípulo la recibió en su hogar.
29 Estaba allí una vasija llena de vinagre. Entonces sujetaron alrededor de un hisopo[a] una esponja empapada en vinagre, y la llevaron a su boca.
30 Jesús probó el vinagre y dijo: Fue consumado. Al inclinar la cabeza, entregó el espíritu.
32 Los soldados fueron y quebraron las piernas de los dos crucificados con Él. 33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. 34 Sin embargo, uno de los soldados le abrió el costado con su lanza, y al instante salieron sangre y agua.
35 El que vio da testimonio, y su testimonio es verdadero. Él sabe que dijo la verdad, para que también ustedes crean. 36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura:
37 Además otra Escritura dice:
39 También llegó Nicodemo, quien visitó a Jesús de noche, y llevó una mezcla de mirra y áloe como de 45 kilogramos.
40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias aromáticas, según es costumbre de los judíos para sepultar.
41 En el lugar donde fue crucificado había un jardín y un sepulcro nuevo en el cual nadie había sido puesto. 42 Allí pusieron a Jesús por causa de la Preparación de los judíos, porque el sepulcro estaba cerca.
<- Juan 18Juan 20 ->- a Hisopo: escobilla de cerdas atada a la punta de una varita.