2 Porque si en la congregación judía de ustedes alguien entra con anillo de oro y ropa espléndida, y también entra un pobre con ropa rota, 3 y miran con agrado al que usa la ropa espléndida, y le dicen: Siéntate aquí en un buen puesto, y dicen al pobre: Quédate tú ahí en pie, o siéntate aquí a mis pies, 4 ¿no se convierten en jueces de decisiones corruptas entre ustedes mismos?
5 Amados hermanos míos: ¿No escogió Dios a los pobres según el mundo, ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman? 6 Pero ustedes trataron con desprecio al pobre.
8 Si ciertamente cumplen la Ley real según la Escritura:
9 Pero si hacen acepción de personas, cometen pecado y son convictos por la Ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero tropieza en un punto es culpable de todos. 11 Porque el que dijo: No adulteres, también dijo: No asesines. Y si no adulteras, pero asesinas, eres transgresor de la Ley.
12 Así hablen, y así procedan, como los que van a ser juzgados por medio de la ley de la libertad. 13 Porque el juicio será sin misericordia para el que no tiene misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio.
19 ¿Tú crees que Dios es uno? Haces bien. ¡También los demonios creen y tiemblan!
20 Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta? 21 ¿Nuestro antepasado Abraham no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿Ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por medio de las obras? 23 Se cumplió la Escritura que dice:
24 Así ustedes ven que un hombre es justificado por las obras, y no solo por la fe. 25 ¿No fue justificada por las obras la prostituta Rahab cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
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