2 Si la palabra hablada por medio de ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justo castigo, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si menospreciamos una salvación tan grande? Ésta fue proclamada al principio por el Señor y nos fue confirmada por los que oyeron, 4 y Dios testificó al mismo tiempo con señales, prodigios, diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
10 Porque convenía a Dios, por cuya causa y por medio de Quien son todas las cosas, Quien condujo a muchos hijos a la gloria, perfeccionar al Autor de la salvación de ellos por medio de padecimientos. 11 Porque el que santifica y los santificados son todos de un Padre, por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos 12 cuando dijo:
13 Otra vez:
14 Así que, por cuanto los hijos participaron de sangre y carne, de igual manera Él mismo también participó de las mismas, para destruir por medio de la muerte y reducir a la impotencia al que tiene el poder de la muerte, es decir, al diablo, 15 y librar a los que estaban sometidos a esclavitud toda la vida por temor a la muerte.
16 Ciertamente no socorrió a los ángeles, sino socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por lo cual Jesús debía ser semejante a sus hermanos en todo, para que también fuera un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel delante de Dios, a fin de apaciguarlo por los pecados del pueblo. 18 Pues por cuanto Él mismo padeció al ser tentado, puede compadecerse de los que son probados.
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