2 Entonces Jesuá, hijo de Josadac, se levantó y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus hermanos. Edificaron el altar del ʼElohim de Israel para ofrecer holocaustos sobre él, como está escrito en la Ley de Moisés, el varón de ʼElohim. 3 Aunque tenían temor de las poblaciones de aquellos campos, erigieron el altar sobre sus basas y ofrecieron holocaustos sobre él a Yavé, tanto por la mañana como al llegar la noche.
4 También celebraron la fiesta de Las Cabañas, como está escrito, holocaustos cada día por número, según la ordenanza. 5 Además de esto, ofrecieron el holocausto continuo, las lunas nuevas y todas las fiestas solemnes de Yavé, y lo que cada uno ofrecía como ofrenda voluntaria a Yavé. 6 Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Yavé, aunque no estaban colocados los cimientos del Templo de Yavé.
7 Se les pagó a los albañiles y carpinteros con monedas de plata, y a los sidonios y tirios con alimento, bebidas y aceite, para que llevaran madera de cedro desde el Líbano por mar hasta Jope, según la autorización de Ciro, rey de Persia.
8 El mes segundo del año, segundo de su llegada a la Casa de ʼElohim en Jerusalén, Zorobabel, hijo de Salatiel, Jesuá, hijo de Josadac, sus otros hermanos sacerdotes y levitas, y todos los que regresaron de la cautividad a Jerusalén, designaron a los levitas de 20 años arriba para dirigir las obras de la Casa de Yavé. 9 También Jesuá con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel, hijo de Judá, con sus hijos, y los hijos de Henadad y sus hermanos levitas, se presentaron como un solo hombre para dirigir a los que hacían la obra en la Casa de ʼElohim.
10 Cuando los albañiles echaron los cimientos del Templo de Yavé, se presentaron los sacerdotes y levitas, hijos de Asaf, con sus vestiduras, trompetas y címbalos para alabar a Yavé, según la ordenanza de David, rey de Israel. 11 Cantaban, alababan y daban gracias a Yavé: