4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también fueron llamados con una sola esperanza de su vocación, 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6 un solo Dios y Padre de todos, el cual está sobre todos, a través de todos y en todos.
7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia según la medida del regalo de Cristo. 8 Por lo cual dice:
9 ¿Qué significa la expresión al subir, sino que también descendió a las profundidades de la tierra? 10 El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos para llenar todas las cosas.
11 Él mismo designó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, 12 para el adiestramiento de los santos, la obra del ministerio y la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, para que seamos una persona madura, según la medida total de la plenitud de Cristo, 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados a la deriva por todo viento de enseñanza, según la astucia de los hombres que emplean las artimañas del error para engañar.
15 Pero al practicar la verdad en amor, crezcamos en todas las cosas en Aquel que es la Cabeza, Cristo, 16 de Quien todo el cuerpo, ajustado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, se desarrolla para el crecimiento del cuerpo según la actividad propia de cada miembro para edificarse en amor.
20 Pero ustedes no entendieron así a Cristo, 21 si en verdad lo oyeron y fueron enseñados por Él según la verdad que está en Jesús. 22 Con respecto a su anterior manera de vivir, despójense del viejo ser que está viciado según los deseos ardientes del engaño.
23 Sean renovados en el espíritu de su mente, 24 y vístanse el nuevo ser, que fue creado según Dios en justicia y santidad de la verdad. 25 Por tanto despójense de la mentira, hablen verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.
30 No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Que se quite de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritería, calumnia y malicia.
32 Sean bondadosos los unos con los otros, compasivos. Perdónense los unos a los otros como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
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