3 ¡Que nadie los engañe en ninguna manera! Pues no sucederá si la apostasía no viene primero, y se manifiesta el hombre de iniquidad, el hijo de destrucción, 4 el oponente que se levanta contra todo lo que es llamado Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de tomar asiento en el Santuario de Dios para proclamar que él mismo es Dios.
5 ¿No recuerdan que les decía estas cosas cuando yo estaba aún con ustedes?
6 Ahora saben lo que lo detiene, a fin de que sea revelado en el tiempo de él. 7 Porque ya se mueve el misterio de la iniquidad. En el tiempo presente está el que lo detiene, hasta que sea quitado de en medio.
8 Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor matará con el aliento de su boca, y lo reducirá a la impotencia con la gloria de su venida. 9 La venida del inicuo es por operación de Satanás, con toda clase de poderes, señales milagrosas y prodigios falsos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no aceptaron el amor a la verdad para ser salvos.
11 Por esto Dios les envía una operación engañosa para que ellos crean en la mentira, 12 a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad, sino se deleitaron en la injusticia.
15 Así que, hermanos, estén firmes y retengan las tradiciones como las enseñamos, bien por palabra o por epístola nuestra.
16 El mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios nuestro Padre, Quien nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, 17 consuele y confirme sus corazones en toda obra y buena palabra.
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