5 De ése me exaltaré, pero de mí mismo no me exaltaré, sino en las debilidades. 6 Porque, si quisiera exaltarme no sería insensato, pues diré verdad. Pero desisto, para que nadie suponga de mí más de lo que ve u oye de mí, 7 y de la extraordinaria índole de las revelaciones.
10 Así que me gozo en debilidades, en insultos, en calamidades, en persecuciones y angustias por causa de Cristo. Porque cuando soy débil, soy fuerte. 11 Me volví un insensato. Ustedes me forzaron, porque yo debía ser recomendado por ustedes, pues en nada fui menos que los apóstoles más prominentes, aunque soy nada. 12 Ciertamente las señales de un apóstol se mostraron entre ustedes con toda paciencia, señales, y también prodigios y milagros. 13 Porque ¿en qué fueron menos que las demás iglesias, sino en que yo mismo no les fui una carga? ¡Perdónenme este agravio!
17 ¿Los engañé por medio de alguno de los que envié a ustedes? 18 Rogué a Tito que fuera, y envié al hermano con él. ¿Los engañó Tito? ¿No procedimos con el mismo espíritu? ¿No anduvimos en las mismas pisadas?
19 Hace tiempo ustedes piensan que nos defendemos delante de ustedes. Amados, hablamos ante Dios en Cristo, y hacemos todas las cosas a favor de su edificación. 20 Porque temo que de alguna manera, después de ir a ustedes, no los halle como quiero, y yo sea hallado por ustedes como no quieren. No sea que de algún modo haya contienda, envidia, iras, rivalidades, difamaciones, maledicencias, arrogancias, desórdenes; 21 que después que yo llegue otra vez, mi Dios me humille delante de ustedes, y llore por muchos de los que pecaron, y que no sintieron remordimiento por la impureza, inmoralidad sexual y lascivia que practicaron.
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