1 Ahora bien, en las cosas que estamos diciendo, el punto principal es éste: tenemos tal sumo sacerdote, que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, 2 un servidor del santuario y del verdadero tabernáculo que el Señor levantó, no el hombre. 3 Porque todo sumo sacerdote está destinado a ofrecer tanto ofrendas como sacrificios. Por lo tanto, es necesario que este sumo sacerdote también tenga algo que ofrecer. 4 Porque si estuviera en la tierra, no sería sacerdote en absoluto, ya que hay sacerdotes que ofrecen las ofrendas según la ley, 5 que sirven de copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando iba a hacer el tabernáculo, pues le dijo: “Mira, todo lo harás según el modelo que se te mostró en la montaña.” 6 Pero ahora ha obtenido un ministerio más excelente, por cuanto es también el mediador de un pacto mejor, que sobre mejores promesas ha sido dado como ley.
7 Porque si aquel primer pacto hubiera sido impecable, no se habría buscado lugar para un segundo. 8 Porque encontrando faltas en ellos, dijo,
13 Al decir: “Un nuevo pacto”, ha dejado obsoleto el primero. Pero lo que se vuelve obsoleto y envejece está a punto de desaparecer.
<- HEBREOS 7HEBREOS 9 ->