Samuel
1 Después de la muerte de Saúl, cuando David regresó de la matanza de los amalecitas, y David había permanecido dos días en Siclag, 2 al tercer día, he aquí que un hombre salió del campamento de Saúl, con sus ropas rasgadas y tierra en la cabeza. Cuando llegó a David, se postró en tierra y le mostró respeto.
3 David le dijo: “¿De dónde vienes?”
4 David le dijo: “¿Cómo te fue? Por favor, cuéntame”.
5 David dijo al joven que se lo contó: “¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?”.
6 El joven que se lo contó dijo: “Cuando pasé por casualidad por el monte Gilboa, he aquí que Saúl estaba apoyado en su lanza, y he aquí que los carros y la caballería le seguían de cerca. 7 Cuando miró detrás de él, me vio y me llamó. Yo respondí: “Aquí estoy”. 8 Me dijo: “¿Quién eres tú? Yo le respondí: “Soy amalecita”. 9 Me dijo: ‘Por favor, ponte a mi lado y mátame, pues la angustia se ha apoderado de mí porque mi vida perdura’. 10 Así que me puse a su lado y lo maté, porque estaba seguro de que no podría vivir después de haber caído. Tomé la corona que llevaba en la cabeza y el brazalete que tenía en el brazo, y se los he traído a mi señor”.
11 Entonces David se agarró a sus ropas y las rasgó; y todos los hombres que estaban con él hicieron lo mismo. 12 Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la noche por Saúl y por su hijo Jonatán, y por el pueblo de Yahvé, y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.
13 David dijo al joven que se lo contó: “¿De dónde eres?”.
14 David le dijo: “¿Por qué no tuviste miedo de extender tu mano para destruir al ungido de Yahvé?” 15 David llamó a uno de los jóvenes y le dijo: “¡Acércate y derríbalo!” Lo golpeó de tal manera que murió. 16 David le dijo: “Que tu sangre caiga sobre tu cabeza, porque tu boca ha dado testimonio contra ti, diciendo: “He matado al ungido de Yahvé”.”
17 David se lamentó con este lamento por Saúl y por Jonatán, su hijo 18 (y les ordenó que enseñaran a los hijos de Judá el canto del arco; he aquí que está escrito en el libro de Jasar):