3 Al ver esto, se levantó y corrió por su vida, y llegó a Beerseba, que pertenece a Judá, y dejó allí a su siervo. 4 Pero él mismo se fue un día de camino al desierto, y llegó y se sentó bajo un enebro. Entonces pidió para sí mismo la muerte, y dijo: “Ya es suficiente. Ahora, oh Yahvé, quita mi vida, pues no soy mejor que mis padres”.
5 Se acostó y durmió bajo un enebro; y he aquí que un ángel le tocó y le dijo: “¡Levántate y come!”
6 Miró, y he aquí que había junto a su cabeza una torta cocida sobre las brasas y una jarra de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse. 7 El ángel de Yahvé volvió a venir por segunda vez, lo tocó y le dijo: “Levántate y come, porque el viaje es demasiado grande para ti.”
8 Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de ese alimento se dirigió durante cuarenta días y cuarenta noches a Horeb, la Montaña de Dios. 9 Llegó a una cueva de allí, y acampó allí; y he aquí que la palabra de Yahvé vino a él, y le dijo: “¿Qué haces aquí, Elías?”
10 Dijo: “He sentido muchos celos por Yahvé, el Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han matado a tus profetas a espada. Yo, sólo yo, he quedado; y buscan mi vida para quitármela”.
11 Dijo: “Sal y ponte en el monte delante de Yahvé”.
14 Dijo: “He sentido muchos celos por Yahvé, el Dios de los Ejércitos; porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han matado a tus profetas a espada. Yo, sólo yo, he quedado; y buscan mi vida para quitármela”.
15 El Señor le dijo: “Ve, regresa por tu camino al desierto de Damasco. Cuando llegues, unge a Hazael como rey de Siria. 16 Unge a Jehú, hijo de Nimsí, para que sea rey de Israel; y unge a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Meholá, para que sea profeta en tu lugar. 17 Al que escape de la espada de Hazael, lo matará Jehú; y al que escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo. 18 Pero he reservado siete mil en Israel, todas las rodillas que no se han inclinado ante Baal, y toda boca que no lo ha besado.”
19 Se fue de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él con la duodécima. Elías se acercó a él y le puso su manto. 20 Eliseo dejó los bueyes y corrió detrás de Elías, diciendo: “Déjame por favor besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré”.
21 Volvió de seguirlo, y tomó la yunta de bueyes, los mató y coció su carne con el equipo de los bueyes, y dio al pueblo; y ellos comieron. Luego se levantó, y fue en pos de Elías, y le sirvió.
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