2 Te llevaría de la mano a la casa de mi madre y ella sería mi maestra. Te daría una copa de vino sazonado, una bebida de la granada.
3 Su mano izquierda estaría debajo de mi cabeza, y su mano derecha a mi alrededor.
7 Muchas aguas no podrán apagar el amor, o los ríos pueden ahogarlo; si un hombre diera toda la sustancia de su casa por amor, solo sería menospreciado.
8 Tenemos una hermana joven, y ella no tiene pechos; ¿Qué debemos hacer por nuestra hermana en el día en que se la entregue a un hombre?
9 Si ella es un muro, haremos de ella una fuerte base de plata; y si es una puerta, la reforzáremos con madera de cedro.
10 Soy un muro, y mis pechos son como torres; entonces estaba yo en sus ojos como alguien a quien habían llegado las buenas oportunidades.
11 Salomón tenía un huerto de viñas en Baal-hamon; Dejó el jardín de la vid a los cuidadores; Cada uno tenía que dar mil trozos de plata por su fruto.
12 Mi huerta, que es mía, está delante de mí: tú, oh Salomón, tendrás mil, y los que guardan el fruto de ellos doscientos.