2 Desean, y no obtienes su deseo, matán; están llenos de envidia y no puedes obtener su deseo, entonces estás peleando y se hacen la guerra; ustedes no obtienen su deseo, porque no lo piden.
3 Hacen su petición pero no lo obtienen, porque lo piden. Incorrectamente, por egoísmo para su propio placer.
4 ¡Oh, almas adúlteras! ¿no saben que ser amigos de este mundo es ser enemigos de Dios? Todo hombre que desee ser amigo de este mundo se odia a sí mismo.
5 O piensan que es en vano lo que dicen las Sagradas Escrituras, el Espíritu que Dios puso en nuestros corazones nos anhela celosamente?
6 Pero él da más gracia. Por eso dice, Dios está en contra de los hombres orgullosos, pero él da gracia a aquellos que se humillan ante él.
7 Sométanse a Dios; resistan al diablo y él huirá de ustedes.
8 Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores. Purifiquen sus corazones, ustedes que quieren amar al mundo y a Dios a la vez.
9 Aflíjanse con tristeza y llanto; dejen que su risa se convierta en dolor y su alegría en dolor.
10 Humíllense ante los ojos del Señor y serán exaltados por él.
11 No digan mal el uno contra el otro, mis hermanos. El que dice mal contra su hermano o juzga a su hermano, dice mal contra la ley y juzga la ley; y al juzgar la ley, no eres un hacedor de la ley, sino un juez.
12 Hay un solo juez y legislador, incluso el que tiene el poder de la salvación y la destrucción; pero ¿quién eres tú para ser el juez de tu vecino?
13 Qué tonto es decir: Hoy o mañana iremos a esta ciudad, y estaremos allí por un año y haremos negocios allí y obtendremos riquezas:
14 Cuando no están seguros de lo que sucederá mañana. Que es con su vida? Es una niebla, que se ve por un tiempo y luego se va.
15 Pero lo correcto sería decir: Si es el placer del Señor y si todavía estamos vivos, haremos esto y lo otro.
16 Pero ahora se regocijan en su orgullo, y todo ese regocijo es malo.
17 El hombre que tiene conocimiento de cómo hacer el bien y no lo hace, para él es pecado.
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